En un movimiento provocativo que fusiona la política exterior con lealtad ideológica, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con imponer una tarifa del 50 por ciento a todas Una “caza de brujas” política, y fallos recientes de la Corte Suprema brasileña contra las compañías de redes sociales con sede en los Estados Unidos, incluida la X del ex aliado de Trump Elon Musk. Al hacerlo, Trump ha intensificado una disputa comercial en un intento directo de influir en los asuntos internos de Brasil, utilizando la presión económica para servir fines políticos y socavar la soberada del país en el proceso.
El presidente brasileño Luiz Inacio “Lula” Da Silva respondió de manera rápida e inequívoca: “Brasil es una nación soberana con instituciones independientes y no aceptará ninguna forma de tutela”, declaró, y agregó que el poder judicial de Brasil es autónomo y no está sujeto a interferencia o amenaza. Según la ley brasileña, las plataformas digitales están obligadas a monitorear y eliminar contenido que incita a la violencia o socava las instituciones democráticas, y pueden ser consideradas legalmente responsables cuando no lo hacen.
Si bien un arancel del 50 por ciento sobre las exportaciones brasileñas puede parecer económicamente devastadora, de hecho podría convertirse en un punto de inflexión estratégico, e incluso una bendición disfrazada. Brasil tiene tanto la resiliencia como las herramientas diplomáticas para resistir esta tormenta y emerger más fuerte.
Estados Unidos es uno de los socios comerciales más grandes de Brasil, que generalmente ocupa el segundo lugar después de China, o tercero si la Unión Europea se considera como un bloque único. Las exportaciones brasileñas a los Estados Unidos incluyen productos industriales como aviones Embraer, hierro y acero, petróleo crudo, café y piedras semipreciosas, junto con productos agrícolas como carne de res, jugo de naranja, huevos y tabaco. A cambio, Brasil importa grandes cantidades de bienes manufacturados en los Estados Unidos, incluida maquinaria, electrónica, equipos médicos, productos químicos y petróleo refinado. En specific, Estados Unidos ha mantenido un excedente comercial con Brasil durante los últimos cinco años.
Si Washington procede con las tarifas del 50 por ciento, Brasília tiene varias opciones de represalia bajo su ley de reciprocidad económica. Estos incluyen aumentar los aranceles de importación sobre los bienes estadounidenses, suspender las cláusulas en acuerdos comerciales bilaterales y, en casos excepcionales como este, retener el reconocimiento de patentes estadounidenses o suspender los pagos de regalías a empresas estadounidenses. El impacto en los consumidores estadounidenses podría ser inmediato y tangible, con productos básicos para el desayuno como café, huevos y jugo de naranja.
Brasil no está sin amigos o alternativas. El país ya ha estado profundizando los lazos con otros miembros de BRICS (China, India, Rusia, Sudáfrica) y nuevos socios en el bloque. Esta disputa solo fortalece el caso para acelerar dicha integración. Diversificar los mercados de exportación y adoptar la cooperación sur-sur no es solo ideológico; Es económicamente pragmático.
Más cerca de casa, la tensión presenta la oportunidad de revitalizar la integración sudamericana. El sueño regional de larga knowledge de una colaboración mejorada, desde el comercio hasta la infraestructura, podría ganar un nuevo impulso a medida que Brasil reevalúa sus alineaciones globales. Este realineamiento podría dar vida a las estancadas iniciativas de bloque Mercosur y reducir la dependencia de una relación cada vez más errática con los Estados Unidos.
Irónicamente, el movimiento agresivo de Trump puede debilitar a sus aliados ideológicos en Brasil. Si bien los partidarios de Bolsonaro (incluidos los miembros de su familia) han elogiado la intervención del presidente de los Estados Unidos, pueden estar perdidos sus consecuencias políticas más amplias. La influencia pasada de Trump en el extranjero a menudo ha fracasado, con candidatos de derecha en países como Canadá y Australia pagando el precio. Un resultado related en Brasil no es impensable. Lula, que se ha posicionado constantemente como una figura world pragmática, diplomática y estabilizadora, puede ganar terreno político de este último episodio. Su defensa de la soberanía, las instituciones democráticas y las relaciones internacionales equilibradas podrían resonar más profundamente con los votantes brasileños antes de las elecciones del próximo año.
Este momento no necesita ser visto como una disaster. Más bien, presenta una oportunidad elementary para que Brasil se afirme como un poder económico soberano, menos dependiente de Washington y más comprometido con un orden world multipolar emergente. Si Lula lo navega sabiamente, la última provocación de Trump puede entregar no solo una victoria diplomática sino también un impulso significativo a sus perspectivas de reelección. Al intentar castigar a Brasil, Trump bien podría haber socavado tanto sus ambiciones de política exterior como sus aliados ideológicos en el extranjero.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de Al Jazeera.