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viernes, marzo 29, 2024

Joker y Parásitos, casos de descomposición social y desatención del Estado

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 Por Arturo Prida Romero 

Presidente del IX Consejo Nacional del PRD 

A colación de la entrega de los premios Oscar 2020, es interesante reflexionar acerca de dos películas galardonadas ya sea por mejor actor como los fue Joker o como mejor película como los fue Parásitos

La película de Joker se desenvuelve en el año de 1981 y Arthur Fleck es un payaso en Ciudad Gótica, Ciudad sumida en corrupción, suciedad, huelgas, plaga de roedores, violencia, crimen y crueldad. 

Arthur, que padece un trastorno neurológico que lo hace reír durante situaciones estresantes, sobrevive a duras penas en los barrios marginales de Ciudad Gótica con su madre, él ve regularmente a una asistente social y por su condición mental inestable toma medicamentos psiquiátricos que no hacen mucho para mejorar su estado. 

Debido a los recortes de fondos públicos, debe interrumpir su medicación y sus reuniones con la asistente social. Su vida entra en picada. La salud de su madre se deteriora y ella es hospitalizada. La policía comienza a tener sospechas sobre la participación de Arthur en los asesinatos del metro. La prueba de Arthur como comediante de stand-up fracasa, pierde el empleo, entonces su situación económica es precaria, así como la social, aunado a su salud mental y al contexto en donde desarrolla su vida. 

Existe una desigualdad económica, la destrucción de los servicios públicos, el aumento del malestar social, aislamiento, falta de tejido social, falta de empatía y solidaridad, violencia e inseguridad. 

En realidad, no quiero hacer un resumen de la película, sino llamar la atención a las problemáticas de salud mental que viven muchas personas todos los días y no solo en Estados Unidos, sino en nuestro país. Ante una disminución de los apoyos estatales y la desintegración del tejido social, se pueden detonar una serie de efectos, que el gobierno debe de prever. No se pueden cancelar políticas públicas sin su previo estudio y análisis de impacto. Hay acciones de gobierno, que ya son políticas de Estado y que han sobrevivido sexenio tras sexenio por su utilidad e impacto en sectores de la población. 

También apelo a la reflexión sobre el tejido social, la solidaridad y el respeto al prójimo. En una sociedad donde todos los días el presidente se esfuerza por polarizar a la sociedad, es necesario recordarle que gobierna para todos los mexicanos y recordarle a la sociedad, que todos habitamos el mismo planeta; que es necesario reforzar el núcleo familiar y comunitario. 

La película surcoreana de Parásitos, me parece una crítica a la sociedad y a la condición humana. El sistema económico y social que hemos construido produce deformidades en los distintos estratos sociales. 

Familias de distintas clases sociales que tienen todo lo que necesitan, pero todavía quieren más. Y eso no está mal, lo que está mal es que lo busquen trasgrediendo los límites, engañando, estafando, violentando la ley. 

Que el modus operandi de grupos sea el vivir tanto como se pueda a costa de otras personas. Es verdad que hay condiciones materiales y sociales que condicionan el desarrollo de la vida humana, pero también hay una disposición a hacer frente a esas condiciones. 

La película cuenta la vida de una familia, los Taek, padre, madre, hermano y hermana que viven en un sótano de un barrio pobre. Ellos usan sus habilidades para sobrevivir día a día. Sin empleo, sin acceso a la educación, que siempre se ha considerado uno de los detonantes de la movilidad social. 

Esta familia son los nuevos “parásitos” de los Park, que a costa de engaños, supuestas buenas referencias y excelentes estudios los Taek comienzan a trabajar para la familia Park. 

Donde se muestra el desprecio a los que tienen menos dinero, pero, también envidia a los que tienen más. Hasta como un fenómeno natural como es la lluvia, puede afectar de distinta manera a unos y a otros, lo que es bueno para alguno, puede ser la tragedia de otro. 2 

Nuevamente se nos olvida, la empatía, la solidaridad, pero sobre todo el rol del Estado para generar las condiciones de igualdad de oportunidades, para que todas las personas tengan las mismas posibilidades de acceder al bienestar social, los mismo derechos políticos, sociales y culturales. 

Los programas sociales son políticas publicas encaminadas a generar las condiciones de igualdad de oportunidades para todos por igual, pero no deben ser políticas permanentes como lo pretende el gobierno de la 4T al querer elevar a rango constitucional estos programas, porque con ello solo se estaría generando las condiciones para que los receptores de los programas sociales permanezcan en la misma situación de desamparo y falta de oportunidades y se conviertan en “pobres eternos” y en clientela del gobierno en turno. 

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